Los «perros bomba» soviéticos

Durante el desarrollo de la Operación Barbarroja, en 1941, los soviéticos habían perdido gran cantidad de hombres y material bélico frente a una Alemania nazi muy preparada estratégicamente. Esto obligó al Ejército Rojo a utilizar, de manera desesperada, perros-mina.

Ya en 1924 el Consejo Militar Revolucionario aceptó el uso de perros militares para, simplemente, auxiliar en el campo de batalla. Pero durante 1935 se aprobó el uso de perros-mina antitanque. Primeramente fueron entrenados para introducirse bajo los tanques alemanes, soltando el explosivo y volviendo a incorporarse nuevamente en el frente soviético, desde el cual se detonaba mediante control remoto. Pero viendo que en multitud de ocasiones el explosivo no era depositado en el lugar correcto, se decidió explotar el can. De esta forma se crearon los perros-mina antitanque, más conocidos por los alemanes con el nombre de die Panzerabwehrhunde.

Estas nuevas armas soviéticas fueron entrenadas bajo el principio del reflejo condicionado de Pávlov. El adiestramiento consistía en mantener a los perros en ayunas durante varios días para luego darles de comer debajo de los tanques con el motor encendido. De esta forma relacionaban los blindados con el alimento. Así, tras mantenerlos sin comer antes de cada enfrentamiento, eran soltados al campo de batalla de forma que acudieran a buscar comida bajo los carros de combate enemigos.

Durante todo el entrenamiento, además, cargaban sobre el lomo mochilas que hacían la función de bomba. Estas, confeccionadas en lino, portaban entre diez y doce kilogramos de explosivo en la batalla. El artefacto, en conjunto, se activaba mediante un pequeño fragmento de madera que se rompía al chocar con los bajos de los carros de combate alemanes al introducirse los perros bajo estos.

Según fuentes soviéticas poco fiables, alrededor de 300 tanques alemanes fueron destruidos mediante este novedoso método, aunque, datos más confiables limitan el éxito a una treintena de ellos. No obstante, en numerosas ocasiones los perros, adiestrados bajo el olor a diesel de los tanques soviéticos, no reconocían el olor a gasolina en los blindados alemanes y se volvían contra el propio Ejército Rojo, causando numerosas bajas entre sus filas.

Fuentes: erroreshistóricos, RIA Novosti